Manga Plus: diciembre de 2021

Maruo ha entrenado toda su vida para llegar a ser un héroe, ¡como Son Goku, Muscle-Man o Jotaro! Por desgracia, el mundo «normal» no tiene muchos trabajos para jóvenes absurdamente fuertes. En ese momento, se le cruza en el camino Urara, una niña perseguida por un hatajo de matones, y Maruo decide defenderla.

Al hacerlo, Maruo entra de cabeza (o mejor, de puños) en el mundo de los ayashimon, criaturas sobrenaturales que dominan los bajos fondos de Tokio. Urara le toma a su servicio en su misión de tomar el poder del inframundo criminal ayashimon. ¡Pero a Maruo le da lo mismo mientras haya peleas!

Jigokuraku es el anterior (y exitoso) trabajo de Yûji Kaku. Como en este, abundan los personajes monstruosos y las escenas brutales, aunque más contenidas. Y vuelven los diálogos chispeantes y escenas de acción trepidantes.

Sanagi Ojo, heredera de la familia Ojo está a punto de empezar las clases del instituto. Una oportunidad para hacer amigos (y, tal vez, tener novio).

Eso será solo si sobrevive a Skull y a Shugomaru. El primero es un fiero asesino que ha puesto precio a su cabeza. El otro es su propio guardaespaldas; está tan empeñado su trabajo de protección que más de una vez está a punto de mandar a Sanagi al otro barrio. Y es que Shugomaru no entiende la palabra «moderación» ni deletreándosela.

Esta comedia desencadenada se dirige a un público más joven: episodios autoconclusivos llenos de chistes con un humor sencillo. El dibujo, al servicio de la comedia y menos complicado que el del Kaku y que el del manga siguiente.

Dora siempre ha querido ser samurái, los guerreros que luchan contra los «mononokes», seres monstruos como el que acabó con su madre. Pero pese a sus esfuerzos, no cumple con los requisitos. Y en estos momentos es cuando se topa con Kusanagi, un mononoke que parece… ¿amistoso?

¡Dora y Kusanagi lucharán juntos para hacer del mundo un lugar amable y en paz! (si los samuráis no les descubren)

Doron Dororon al igual que Shugomaru, está pensada para los lectores más jóvenes. Un joven y su mascota-compañero que se enfrentan a tremendos enemigos, en el mejor estilo de Digimon, Pokémon, Yokai Watch… y más ligera que Black Clover o Jujutsu Kaisen.

La historia del joven artista marcial Neru terminó en el capítulo 18 por no haber conseguido la atención del público. A un examen de artes marciales le siguió otra prueba y a ella, un duelo final que no tenía motivo para interesarnos.

Como Red Hood el mes anterior, perdimos de vista al protagonista, cuyos esfuerzos no llegaron a interesar. En lugar de centrarse en él, se dispersó la atención entre demasiados personajes demasiado similares entre sí, debido al dibujo de Minya Hiraga. Al final, parece que las obras de artes marciales no interesan en la Jump como en épocas anteriores.