Vamos a criticar la traducción, que es gratis

Vamos a criticar la traducción, que es gratis

Jamás he traducido ningún manga. No podría, no sé japonés. Pero conozco a muchos traductores, y también he trabajado mano a mano con unos cuantos haciendo labores de corrección.

Al fin y al cabo, ser traductor, saber mucho de un idioma extranjero, no garantiza que luego se sea perfecto en el propio idioma, y de ahí que uno de los puestos que normalmente hay en cualquier editorial sea el de un corrector/supervisor.

En su día trabajé como corrector freelance para varias editoriales. Mi impronta está en KOR de Glénat, en Slam Dunk de Ivrea, en City Hunter de Mangaline (incluso un tiempo después de que dejaran de pagar). Hasta revisé gratuitamente los dos primeros tomos de Touch de Otakuland. Y al menos yo, durante dichas correcciones, estaba en contacto directo con los traductores para consultar dudas o estar seguro de lo que quería decir alguna frase que no me quedaba clara.

Por ello, soy bastante consciente del trabajo que conlleva, del mucho tiempo que pasan buscando el término perfecto para una determinada palabra o viendo a ver cómo explicar ciertas expresiones o referencias culturales, y por ello me resulta molesto ver la falta de comprensión y lo fácilmente que muchas veces se ataca su trabajo ante el más mínimo error o, mejor todavía, ante algo que no es un error pero que es que a ti no te gusta.

Internet da voz a todo el mundo. A los guapos y a los feos. A los listos y a los tontos. A los que saben de lo que hablan y a los cuñados de bar.

Pero si me pusiera a hablar del tema, se me podría acusar de ser parcial, de dejarme llevar por mi reconocida amistad con varios de estos traductores, así que no voy a sentar cátedra, no voy a decir nada, simplemente voy a poner una serie de ejemplos (ficticios, totalmente inventados, pero que en algunos casos pueden ser sorprendentemente parecidos a la realidad) para que cada cual reflexione (especialmente si es de los de dedo rápido a la hora de publicar un tuit o un mensaje despectivo).

Ejemplo 1. Evangelion. Rei dice, refiriéndose a Shinji: “El hijo de un sapo siempre será un sapo”. ¿Perdón? ¿Eso qué significa? Pues es un refrán, y viene a ser el equivalente a nuestro “de tal palo tal astilla”. ¿Qué hacemos? ¿Dejamos lo del sapo? ¿Ponemos la adaptación a nuestro refrán porque al fin y al cabo ese es el sentido? ¿Dejamos el original y ponemos una notita, con el riesgo de que nuestro manga se llene de notitas?

Ejemplo 2. Saint Seiya (Los Caballeros del Zodiaco). El original japonés habla de “gold saints”. ¿Cómo lo traducimos? ¿Santos Dorados? ¿Caballeros de Oro? ¿Asumimos las implicaciones del “saints” y los llamamos Paladines de Oro? ¿Lo dejamos tal cual como «gold saints»?

Ejemplo 3. Dragon Ball Super. Va a comenzar el torneo definitivo. Lord Virus exige un alimento nuevo, y Bulma le ofrece gazpacho manchego. Lord Virus queda encantado y dice que jamás había probado una delicia como esa.

La serie avanza unos capítulos, y para vencer un combate, el episodio hace un flashback para ver cómo Son Goku entrenó específicamente para una nueva técnica. Durante dicho entrenamiento, se ve a Lord Virus comiendo gazpacho manchego.

¿Cómo puede ser? Este entrenamiento es antes de que Bulma ofrezca a Virus el gazpacho manchego, que él dice no conocer. ¿Es un error? ¿Es intencionado? ¿Lo dejas como está sabiendo que es una incoherencia temporal? ¿Cambias “gazpacho” por “torta de pan” intentando disimular un poco lo que aparentemente es un error del autor?

Ejemplo 4. Naruto. Durante una aventura unas arañas gigantes atacan a Naruto. Este se defiende usando una poderosa técnica que destroza a las arañas. Sus huesos crujen con un sonido espeluznante. ¿Perdón? ¿Crujir de huesos? ¿En arañas? ¡Las arañas no tienen huesos! ¡Son invertebrados! ¿Es que el autor no lo sabe?

¿Qué hacemos aquí? ¿Dejamos lo de los huesos pese a que en principio las arañas no tienen? ¿Asumimos que las arañas del mundo de Naruto sí tienen huesos? ¿Cambiamos huesos por patas o por exoesqueleto para hacerlo más coherente?

Ejemplo 5. Tu propia serie. Tú eres el autor, tu obra llega a Japón, y el traductor japo se encuentra: “Luego a luego tienes que quitarte ese vicio. Pero luego lo vemos que la sobremesa no es para eso”. “Sobremesa” no existe en ningún otro idioma, sólo en español, es un concepto totalmente nuestro. Tampoco está mal la expresión “luego a luego”. Nosotros la entendemos, pero… ¿Cómo se la explicas a un extranjero? ¿Qué hace ahí el traductor japo? ¿Se pega un tiro?

Ejemplo 6. Dora la Exploradora (total, si los ejemplos son inventados, tanto da la serie, y así cambiamos al inglés, que lo controlo más que el japonés). Dora quiere un helado. Botas dice “me too”. Mochila dice “me three”. ¿Qué ha pasado aquí? Es un juego de palabras. “Me too”, “yo también” en español, se lee básicamente igual que “me two” (“two” es “dos” en inglés, por si acaso hay alguien realmente nulo en dicho idioma”), de ahí el juego de palabras con “me three” (tres, en inglés).

Es decir: “Quiero un helado”, “yo también”, “yo tres”. Evidentemente Mochila no quiere tres helados. ¿Cómo traduces eso?

Ejemplo 7. Rurouni Kenshin. Kenshin habla del shogun Ieyasu Fujimori. Uuuuhhh… ¿Fujimori? ¿No era Ieyasu Tokugawa? ¿El autor se ha equivocado? ¿Es una manera de decir que Kenshin es un ignorante? ¿Es que en realidad Rurouni Kenshin sucede en una Tierra alternativa pese a parecer intentar situarse en el contexto histórico terrestre real? Y luego está el saber quién es el tal Ieyasu, pero para eso tenemos el…

Ejemplo 8. Sailor Moon. Usagi le dice a Misato: “¡Vaya, pareces Motoko Kawasaki!”. Guay. ¿Cómo narices vas a saber tú que la mencionada tipa es la presentadora del telediario japonés, famosa por su peinado con flequillo a lo tazón? ¿Lo dejamos así sin más aunque no vayas a pillar la referencia? ¿Sustituimos por algo parecido en España, alguna famosa con ese peinado? ¿Volvemos a las notitas?

¿Qué haríais vosotros en cada caso?

Los traductores no son seres divinos, son seres humanos como cualquiera de vosotros, y ante casos como estos (que os aseguro que se dan) tienen que tomar decisiones, elegir. A algunos les gustará una opción, a otros otra. Nunca llueve a gusto de todos. Pero cuando un traductor hace algo, lo hace por una razón, normalmente tras haberlo pensado mucho. No es un capricho ni piensa “bah, da igual”. Así que antes de lanzarse a criticar salvajemente, quizá convendría reflexionar un poco y tener un poco de tolerancia, de mente abierta, especialmente si se trata de valorar algo que, probablemente, tú no eres capaz de hacer (otra cosa sería si tú también fueras traductor, pero lo de las puñaladas que los traductores se meten entre sí lo dejamos para otro día).

Autor

Redactor y corrector ocasional

Amado por unas, odiado por otros. Incluso ahora. A medio camino entre Leyenda Viva y Vieja Gloria, el mítico Lázaro Muñoz llevaba más de 15 años disfrutando de un bien merecido descanso. Sin embargo, hemos conseguido convencerlo para que deje parcialmente su retiro y retome su faceta de redactor.

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