El concepto del «manganime» no se acaba de entender en Japón. Allí, manga y anime son artes distintos; pueden complementarse, sí, pero les parece tan incomprensible como si nos hablaran de la «comicanimación» o el «pelitebeo». Sin embargo, fuera de Japón hemos visto que hay ciertas historias que solo quedan completas del todo cuando saltan del papel a la animación, y aquí tenemos algunos de los ejemplos más señalados.
Keep Your Hands Off Eizouken! (Eizōken ni wa te wo dasu na!)
Midori es una obsesionada de la animación y ve el mundo que le rodea en términos de conceptos e inventos imposibles que le encantaría ver en movimiento. Su amiga Sayaka es la realista del dúo, quien ve todo el trabajo que hay detrás de animar una sola secuencia. Es, en el fondo, un sueño imposible.
Pero los sueños se harán realidad cuando ambas amigas conozcan a Tsubame, modelo juvenil de profesión, pero que anhela ser animadora. Las tres juntas pondrán patas arriba su instituto para formar su propio club de animación. No un lugar para sentarse y ver anime, no, ¡ellas quieren crear «el mejor anime del mundo»!
Este manga de Sumito Ōwara, cuyo título podría traducirse como «¡No nos toquéis el Estudio!» es un puro homenaje a la animación, en especial a la de la vieja escuela, de fondos infinitos y minuciosos, pura artesanía a lo Ghibli… Y aunque el manga transmite bastante decentemente los sueños de las tres amigas, estos solo se entienden de verdad al verse animados.
Those snow white notes (Mashiro no oto)
El manga de Marimo Ragawa cuenta la historia de Setsu, un joven intérprete de shamisen que llega a la gran ciudad buscando su propio lugar en la vida y su propio «sonido» tras la muerte de su abuelo.
Porque si hay algo más difícil de transmitir en un manga que la animación, es el sonido. En las páginas de Ragawa vemos la reacción de los personajes a las actuaciones de Setsu y los demás artistas, el cómic se nos queda corto y hasta sordo porque el shamisen no es un sonido muy conocido en Occidente.
Pero cuando llega la animación, podemos empezar a sentir con los oídos, además de con los ojos.
Capitán Tsubasa
Sí, el Campeones de toda la vida. Al contrario que en Those snow white notes, nadie tiene que explicarnos el fútbol; demasiado bien lo conocemos.
Y es que aquí, al contrario que en los casos anteriores, la animación no nos cuenta la realidad tras el dibujo, si no la fantasía más allá de ella. Sabemos que es prácticamente imposible que un balón rompa la red de una portería, despejar un balón con un golpe de karate o realizar el Tiro del tigre sin dejarnos algún hueso en el camino.
Pero cuando lo vemos animado, podemos creerlo todo: que los campos de fútbol son infinitos, Japón puede ganar un mundial de fútbol o la catapulta infernal es factible.
Como dijimos al principio, este solo ha sido un pequeño ejemplo, y seguro que conocéis alguno más del que podríamos hablar. ¿O preferís que tratemos justo lo opuesto: animes que, en lugar de mejorar, hayan estropeado el manga original? ¿Hay otros Ex-Arm? Contádnoslo en los comentarios.