De unos meses a esta parte, cierta gente del mundillo manga en España parece haberse obsesionado con algunos términos. Primero fueron las demografías, pero ahora han iniciado una campaña para erradicar el uso de los términos «yaoi» y «shōnen-ai».
Sí, habéis leído bien. «Erradicar» es justo la palabra que usan.
¿Por qué? Según ellos, porque es despectivo.
¿El problema? Que no aportan ninguna prueba. Nada. Zero. Zilch.
Vamos por partes
El nombre que se ha dado al manga que muestra relaciones homosexuales masculinas ha variado con el tiempo, de shōnen-ai, a June, a yaoi y al actual BL/boy’s love, por un proceso de cambio histórico y cultural. Si os interesa, aquí lo explico en detalle.
Boy’s love o BL es el término más usado en la actualidad, y ha relegado a los otros a ciertos usos o la descripción de periodos históricos. Eso nadie lo niega. Pero de ahí a que shōnen-ai y yaoi sean despectivos hay un gran trecho.
Vamos a verlos uno a uno
Shōnen-ai
¿Por qué quieren erradicar shōnen-ai? Porque dicen que es un término pedófilo.
¿Lo es? Sí y no.
Uno de los documentos que más se han usado respecto a este tema es esta captura del libro Boys Love: Manga and Beyond. History, Culture, and Community in Japan, un excelente libro académico editado en 2015.
Traduzco:
shōnen’ai – Este término combina «chico» (shonen) y «amor» (ai) y ha sido ampliamente utilizado en referencia a manga shōjo publicado comercialmente desde los años 1970s hasta entrados los 1980s. Hoy en día, es a veces utilizado retrospectivamente para describir esas obras, pero el término, actualmente más asociado popularmente con pedofilia, mayoritariamente ha caído en desgracia.
Esta definición, por sí sola, podría darles la razón. Pero, como todo suele serlo, las cosas no son tan en blanco y negro como esta definición tomada fuera de contexto (y que pertenece a la introducción del libro) lo haría parecer.
Unas páginas más adelante, en el capítulo titulado A brief history of shōnen’ai, yaoi, and boys love, James Welker pone el término dentro de su contexto histórico y cultural:
Es decir, fuera del manga, shōnen-ai sí ha tenido y aún tiene una asociación con la pedofilia y la pederastia. Pero, dentro del manga, es un término que se usó en un contexto determinado (los años 70) para definir un género emergente, siendo muy conscientes de su ambigüedad.
Más adelante, en el capítulo What can we learn from Japanese professional BL writers? A Sociological Analysis of Yaoi/BL Terminology and Classifications, Kazuko Suzuki reitera esta asociación:
Y finalmente concluye:
Resumiendo, cuando hablamos de manga, shōnen-ai es un término que mayoritariamente describe el período histórico en que se inició el género y los trabajos que surgieron durante ese periodo. Estas obras, entre las que se encuentran los grandes clásicos de Moto Hagio y Keiko Takemiya que han influenciado a muchísimos autores posteriores, compartían ciertas características formales y argumentales y son lo que, en Japón, incluso las escritoras profesionales entienden como shōnen-ai.
De todo esto, podemos afirmar que hay que ser cuidadoso usando ese término, especialmente en contextos ajenos al manga. Pero dentro del mismo, no es un concepto despectivo sino descriptivo.
Yaoi
¿Por qué hay que erradicar yaoi? Aquí el argumento que usan es más complicado. O cogido con pinzas, según se mire.
El primer argumento es el propio origen de la palabra «yaoi». Cito directamente del otro artículo:
Originalmente, yaoi es un acrónimo de yama nashi, ochi nashi, imi nashi (山[場]なし、落ちなし、意味なし) , que se podría traducir por “sin clímax, sin golpe, sin sentido” (refiriéndose a la historia).
Dicho así, podría parecer despectivo, pero volvamos a lo que Welker y Suzuki nos explican:
En otras palabras, yaoi es un término que emergió de las mismas autoras que estaban creando esas historias de forma autoparódica, y pasó con el tiempo a describir un tipo de historias.
Más aún, es un término que todavía se usa en Japón:
Otros creen que BL es ya el termino paraguas para el género, dejando yaoi relegado a ciertos usos:
Y aún se usa en artículos de prensa y académicos escritos en Japón.
El artículo sobre yaoi en la Wikipedia japonesa recoge menciones a artículos académicos (por desgracia, imposibles de encontrar en internet aunque sepas japonés) que comentan que a algunas autoras no les gusta que su trabajo sea calificado de «yaoi», ya sea por sus orígenes o por ciertos clichés asociados. Pero también recoge otras opiniones de autoras que abrazan el término por su libertad creativa, por su concepto de entretenimiento o por otras razones. Sea verdad el primer punto, es la opinión de esas autoras y son libres de tenerla, pero eso no implica ni que el término sea despectivo ni que esa opinión sea generalizada.
El segundo argumento que utilizan es que yaoi es un término que los homosexuales japoneses consideran despectivo. Aquí lo que hacen directamente es mezclar conceptos.
En 1992, se inició en Japón un debate en torno al yaoi entre algunos activistas gays y autoras/fans, a partir de un artículo del activista Hitoshi Ishida. Sin embargo, ese debate se refería al contenido de esos mangas y a la representación de los personajes, no a la terminología. Ese debate se llamó Yaoi Ronsō («disputa yaoi») simplemente porque «yaoi» era el término más usado en esa época. El problema que estos activistas tenían se refería a la manera como esas historias expresaban y representaban la homosexualidad masculina. Ese debate se volvió a reactivar años más tarde, en 2007, cuando BL ya era el término usado mayoritariamente, y aún continua.
En este mismo libro que estamos comentando, hay un artículo traducido del propio Hitoshi Ishida, y que empieza así:
Y no, no es una libertad creativa del traductor. La dicotomía yaoi/BL aparece en el título del artículo original:
「ほっといてください」 という表明をめぐって やおい/BLの自律性と表象の横奪
(‘Hottoite kudasai’ to iu hyōmei o megutte: Yaoi/BL no jiritsusei to hyōshō no ōdatsu:
«Dándole vueltas la declaración de ‘Déjenme en paz, por favor’: La autonomía de yaoi/BL y la apropiación del símbolo»)
Es decir, los problemas que Ishida y otros activistas podían o puedan tener con estos mangas no se terminaron con un cambio de nombre. Se esté o no de acuerdo con sus argumentos, apuntan a algo más profundo que el simple lavado de cara de cambiarle el nombre a algo. Los problemas que ellos veían en el yaoi los seguían (o siguen, depende) viendo con el BL.
Y el último, y más reciente, argumento que han usado es:
Que lo más nuevo es mejor y un avance solo por ser nuevo, es puro positivismo del siglo XIX. En plena postmodernidad, sabemos que eso no es cierto. Los cambios y las novedades deben evaluarse por sí mismas, por sus cualidades intrínsecas. Que algo sea nuevo, o más moderno, no lo hace necesariamente mejor.
Resumiendo
¿Ha habido un cambio cultural hacia el término «BL»? Sí.
¿Ha caído «yaoi» en desuso en Japón? Sí.
¿Puede que haya fans jóvenes en Japón que ni conozcan la palabra «yaoi»? Sí (otro argumento que les he oído).
PERO
Eso no implica que yaoi sea un término despectivo ni que sea así considerado en Japón. Y si alguien tiene pruebas de lo contrario, que me las enseñe. Estaré encantada de verlas.
¿Aún se utilizan shōnen-ai y yaoi en Japón en ciertos contextos? Sí.
¿Tienen yaoi y shōnen-ai una concepción propia en occidente? Sí.
En pocas palabras, me parece que alguien se ha obstinado en erradicar unos términos cuando ni los propios japoneses se molestan en hacerlo. Una pequeña prueba: pasad por el Google translate el artículo de la Wikipedia japonesa sobre el yaoi de antes. Encontrareis referencias a matices negativos, pero no veréis ni una sola a que sea un término despectivo ni prohibido.
¿Acabaremos usando más BL que yaoi? Seguramente, pero simplemente porque la cultura está viva y es dinámica.
No porque alguien inicie una campaña para «erradicar» una palabra que no le gusta. Ni tampoco porque intenten obligar a todo el mundo a dejar de usarla haciéndoles sentir culpables basándose en su interpretación personal del término.
Quien quiera seguir usando yaoi, que lo haga. Quien quiera usar BL, que lo haga. No hay una Real Academia del Manga que nos tenga que venir a decir cómo tenemos que hablar.
Ni hay que ser más papistas que el Papa… o, en este caso, el Emperador.
¿BL? ¿Yaoi? ¡Qué demonios importa!