Ardolte, de ojos azules, había vivido siempre encerrado en una torre, sin relacionarse con nadie desde que muriera su cuidadora. Ardalte, de ojos violetas, había vivido siempre envuelto de lujos en tanto que príncipe heredero al trono. Ardalte, conocedor del encierro de Ardolte, empezó a visitarlo a escondidas. Ambos eran como dos gotas de agua, por lo que un día se intercambiaron... Esta es la historia del destino que les aguardaba y contra el que se rebelaron.