Tenemos nueva serie de moda —hasta que surja la siguiente—. Está, como casi siempre en estos casos, en Netflix y se llama Adolescencia (sí, de ahí el título). Miniserie de 4 episodios de más o menos una hora que se puede devorar en una sentada. Si puedes. Y si quieres. Nuestros dos redactores, Lázaro y Taichi lo han hecho y nos dan sus impresiones:
El terror de los padres, por Lázaro
¿De qué va?
La trama en sí no tiene demasiado truco: el asesinato de una adolescente a manos de al parecer otro adolescente. Y no hay más, de hecho, en el mismo primer capítulo ya queda claro quién es el asesino. Así que aunque en este artículo puede que se revelen algunos datos1, creedme que eso no te arruinará la serie. No va de una incógnita que te puedan destripar, esta serie no es de intriga, de un misterio que se va resolviendo poco a poco o de una injusticia que se tiene que resolver. La cosa es exactamente lo que parece desde un principio, y por tanto los episodios más allá de la resolución del caso están para explicar bien la historia, para entender que un chaval de 13 años no se levanta un día de la cama siendo un asesino, sino que hay todo un proceso detrás.
Los 4 episodios
Esta serie es de las que te cuenta la historia al revés. Es decir, empezamos por el final, y vamos avanzando hacia el principio.
De esta forma, el primer episodio es la consumación del hecho. Podríamos decir que es cuando nos presentan al monstruo.
En el segundo capítulo, te cuentan el motivo. Se descubre que los monstruos no nacen, sino que se hacen. Que el sospechoso sufría acoso2, nos dice que la cosa no es blanco o negro, sino que hay un buen abanico de grises.
El tercer episodio te desgrana al protagonista. Te cuenta cómo pasa de víctima a verdugo. Mucho de lo que habréis leído de que en la serie te alertan del peligro de la radicalización y de internet sale de aquí.
Finalmente, el cuarto episodio te muestra las consecuencias en el entorno. Desde cómo la sociedad condena a la familia de manera un tanto injusta hasta la angustia de los padres ante el: “¿en qué nos hemos equivocado?”.


¿La veo?
Es un drama angustioso, pero creo que no tanto por lo que se ve en la serie, sino por su facilidad para extrapolarla al mundo real. Es angustiosa al menos para los padres porque les están mostrando sin paños calientes uno de sus mayores miedos: que mi hijo sea acosado y/o que mi hijo sea un acosador. A pocos padres les preocupa que un espíritu ancestral habite en un cuadro del salón o que de pronto nos invadan zombies, pero os garantizo que muchos no duermen por las noches pensando que a su hijo lo puedan estar puteando de alguna manera en el cole o similares.
Además, no se detiene en estos miedos absolutos, sino que lo hace con un buen número de elementos intermedios que también preocupan a los progenitores: el parecer de que se habla en idiomas distintos debido al salto generacional (por ejemplo lo de los emojis); la falta de comunicación; la culpabilidad…
Hasta el punto que se ha leído recientemente que si en algunos sitios del Reino Unido se va a mostrar en centros educativos, que si hay que verla con tus hijos adolescentes… En fin, no soy quien para apoyar o criticar estas medidas, pero sí que me parece que la serie no es adecuada para todo el mundo, ya que está rodada en lo que creo que se llama “plano secuencia”; es decir, que todo el capítulo está grabado en una única secuencia, lo que hace que el desarrollo sea bastante lento, y que a veces tengamos conversaciones que parecen poco trascendentes y que a algunas personas se les podría hacer un tanto coñazo.
Algo que en realidad comparto. Si bien creo que la serie es digna de verse (también es verdad que a mí me encanta Sthepen Graham, el que hace de padre) y que se pueden sacar muchas conclusiones y aprendizajes, también he de reconocer que se me ha hecho lenta y difícil de aguantar. Quizá porque como todo el mundo hablaba maravillas me esperaba algún tipo de obra maestra que te supusiese alguna especie de revelación, pero para este tema del acoso y tal me gustó más Invisible (de la que escribiré a no mucho tardar, lo prometo).
En definitiva, que la serie no está mal, resulta en algunos puntos muy interesante, y dado que no es larga merece la pena el esfuerzo (aunque sólo sea para poder estar al día en los temas de conversación comunes).
Los problemas de (la) adolescencia, por Taichi
Tras una excelente introducción de la serie, su formato (esto es, sus 4 episodios rodados en plano secuencia) y su contenido que mi buen compañero Lázaro ha hecho, paso directamente a dar mi opinión sobre esta misma obra.
Empecé a ver Adolescencia por su temática a todas luces diferente. Pocas series abordan un tema tan espinoso como el acoso escolar de una forma tan cruda y abrupta, incluyéndose la muerte de una adolescente a manos de otro. Como bien expone Lázaro arriba, la serie aborda como la víctima inicial acaba por convertirse en verdugo de su acosadora, explicando como se produce ese cambio.
Situaciones demasiado cotidianas
Analizando este hecho, llama siempre la atención la falta de conocimiento por diversas partes. Los padres del protagonista no sabían nada acerca de lo que le pasaba a su hijo, así como el personal docente de su instituto que, como viene siendo habitual, busca ahora mantener el buen nombre del centro por encima de todo lo demás. Los amigos de asesino y víctima se pelean por aquí y allá, pero no supieron o quisieron cambiar las cosas que pasaban, bien por conveniencia o por miedo al qué dirán. Todo muy conveniente para que resulte aún más sobrecogedor e inesperada la muerte de la víctima.
¿Es esto creíble como para hacer remover la conciencia del espectador? Bueno, hasta cierto punto sí, y me explico. Adolescencia busca reflejar la situación actual de la nueva generación, con un acceso casi ilimitado a un sinfín de recursos hoy en día desde la pantalla de un móvil u ordenador. Esto debe ser guiado sí o sí por padres y tutores, evidentemente, y no simplemente entregado sin ningún tipo de control, solo para que el crío no llore y esté entretenido. No es que esa falta de control vaya a derivar en que nuestro hijo se convierta en un criminal consumado, pero habrá más posibilidades de que desarrolle actitudes perjudiciales o pueda ser víctima de acoso.
Basta decir que hoy en día el acceso, por ejemplo, a páginas porno o consumo de alcohol y tabaco ha ido descendiendo de edad en nuestro país, con edades próximas a 10 o 12 años, algo totalmente inaceptable. Pero con ello no quiero decir que haya que prohibir categóricamente estos recursos hasta una u otra edad, sino concienciar que los padres de hoy día no deben ser amigos de sus hijos, tienen que ser padres.
Personajes, enfoques, situaciones


Volviendo a la serie, llama poderosamente la atención la falta de protagonismo de la víctima. Apenas sabemos nada sobre ella. Que sí, que era acosadora y bla, bla, bla, pero tampoco conocemos su entorno, su familia, cómo llegó a ese punto. ¿Es algo buscado? Puede ser; al fin y al cabo, ella ya ha muerto, no va a tener futuro y, como suele suceder, el enfoque recae en su asesino, como ocurre con los medios de comunicación ante un hecho así. De la víctima suele decirse nombre, edad, familia y poco más, mientras que del asesino empiezan a buscarse datos hasta debajo de las piedras. ¿Quizá haya una segunda parte desde la otra perspectiva? Quién sabe.
Igualmente, el tercer episodio como comentaba Lázaro, se centra en la personalidad del asesino, y me detengo aquí. Se me hacen poco creíble los cambios de humor y actitud del protagonista, que demuestra sus dotes como actor, pero que no me terminan de convencer, desde mi humilde punto de vista como médico. Ahora me enfado, ahora te pido perdón, ahora te amenazo. La relación que la psicóloga desarrolla con el asesino no parece que consiga resultado; al mismo tiempo, parece que ella tenga un gran respeto hacia él, cuando realmente no hay una relación de igual a igual entre ambos. Ciertamente, la empatía es algo necesario en toda relación médico-paciente, pero no puede admitirse la amenaza y el desprecio y hacer como si no pasara nada.
Por último, tenemos un cuarto episodio que busca lanzar el mensaje final de la serie, donde observamos la situación de la familia del asesino, en cómo ha quedado y sus reflexiones sobre si pudieron hacer algo más para evitar que todo sucediera, por si el espectador no lo hubiera comprendido. Un mensaje que debería llegar gracias a la dura temática de la serie, pero que posiblemente no conseguirá su objetivo en la mayoría de los casos.
Altibajos en la narrativa
Ciertamente, el primer episodio destaca por su rodaje en un único plano secuencia y que encaja muy bien en su desarrollo, pues busca el impacto del espectador, que queda atrapado por todo lo que está sucediendo sin saber aún por qué, pero lleno de curiosidad e intriga, bien resuelta por su trágico final. Sin embargo, el resto de los episodios se me hicieron más pesados con este tipo de rodaje; en especial el segundo y el cuarto, pues no aportan nada destacable y tiene momentos muy prescindibles como, por ejemplo, (sin querer destripar mucho) una persecución o un ataque de ira poco creíbles. En el tercero vuelve a encajar, al centrarse en una entrevista psicóloga-asesino, pero sin apenas acción y con esos altibajos del asesino que comentaba, lo que le hacen perder intensidad. El tirón inicial de la serie no se mantiene tanto en el resto; tras el comienzo se vuelve muy irregular.
En resumen
Adolescencia es una serie que destaca por su temática diferente y buen planteamiento inicial que, posteriormente, no consigue mantener el elevado nivel inicial conseguido, si bien no cae a la mediocridad. Su rodaje en plano secuencia consigue mantener al espectador en el sillón, pero no por ganas de más, sino por no dejar a mitad el episodio por un irregular guion que, no obstante, consigue dejarnos el mensaje de la importancia de saber qué hacen nuestros hijos más allá de la puerta de su habitación. Con sus virtudes y defectos, es una serie que merece la pena verla, pero no repetirla.
¿Y ahí fuera, qué pensáis? ¿Os ha volado la cabeza Adolescencia3? ¿Tiene más razón Lázaro o Taichi? ¿Ambos, ninguno? ¡Hacédnoslo saber en los comentarios!