Manga Plus: actualización de mayo

Blue Box/La caja azul

Llueva o nieve, Taiki Inomata acude todos los días a primera hora al gimnasio de su instituto para entrenar al bádminton. No es tanto por llegar a ser una estrella, sino sobre todo por compartir un tiempo a solas con Chinatsu, la jugadora de baloncesto que siempre está ahí antes que él. Poco a poco se ha ido enamorando, pero jamás ve el momento de decírselo. ¡Y cuando se había decidido, resulta que Chinatsu se queda a vivir en casa de los Inomata. ¿Y ahora cómo se confiesa?

Una historia ambientada en el mundo del deporte que, a diferencia de los típicos romances de las revistas shôjo, tiene un dibujo excelente y en la que los malentendidos sentimentales no se enredan sin solución No tengo muy claro cómo se podrá alargar el argumento sin perjudicar la historia. Sobre todo cuando la autoconclusiva concluía perfectamente este tierno relato de amor. A lo mejor Kōji Miura debería haber intentado otra historia, pero ya veremos. Por ahora, la obra es pura ternura.

Desde esta semana, también en español

Candy Flurry

Tsumugi tiene el poder de crear piruletas; no es un hecho único: muchos «dulcificadores» consiguieron poderes similares tras comer unos dulces mágicos. La situación se fue de madre y Tokio quedó arrasada por unas piruletas como las de Tsumugi. Aunque ella no fue, es obvio que no quiere que la descubran. Sin embargo, un miembro de la agencia antidulcificadores ingresa en su instituto y comienza a sospechar. Justo entonces un dulcificador descarriado ataca y nuestra heroína tendrá que tomar una decisión: dejar que se salga con la suya o agarrar una piruleta y…

Si pudiéramos resumir este manga en una frase sería «My Hero Academia con chucherías». La historia de poderes descontrolados y agencias que se les oponen nos suena de algo, aunque la obra de Ippon Takegushi y Santa Mitarashi promete ser más comedia de lo que está siendo últimamente MHA.

¿Por qué se canceló… Build King?

Dejando aparte que tal vez no fuera la mejor idea recuperar a Mitsutoshi Shimabukuro justo después del escándalo de Act-Age, cuando la sensibilidad estaba en todo lo más alto, la obra de los carpinteros Tonkachi y Renge no acabó de despegar.

Para empezar, el aspecto gráfico parecía de otra época, como un antiguo manga de los noventa. Después, el argumento; se suponía que era una serie destinada a un público más juvenil, pero los capítulos estaban plagados de larguísimas explicaciones sobre el mundo de Build King, buenos, malos, organizaciones, sistema de «magias»… demasiado texto y poca acción.

Eso sin meternos en que estábamos hablando de un manga de carpinteros. Imaginando que fuera un guiño a los muchos (¡muchísimos!) jugadores de Minecraft o Roblox, no veo modo de conseguir que «tengo que renovar esta casa antes de que se caiga a pedazos» suene heroico o atractivo para los lectores.

Y esto lo dice alguien que en su momento no se perdía un episodio de «Tu casa a juicio».